La bronca entre el cine español y la derecha política es, precisamente, una consecuencia de su éxito mediático, pero el fracaso de una sociedad histérica.
Cuando Almodóvar le dio el zasca a García-Gallardo, razones no le faltaban, y señaló que el cine español genera un retorno económico. Además, un retorno económico que se suma al social y cultural. Pero en cualquier caso, ninguna de estas respuestas sirve para los comentarios que una parte de la opinión pública tiene hacia el cine español, ya que su opinión radica en un espacio mucho más visceral y emocional.
No todo este sector “odia” el cine español, pero sí tienen una marcada aprensión a un tipo de cine español. ¿Cuál? Pues un tipo de cine que responde más a una idea de cine autoral, que enfatiza visiones femeninas, queer, rurales, o incluso lugares experimentales. Y claro, este cine ocupa mucho espacio en la conversación cinéfila en medios generalistas, en redes, en festivales, y en premios. Una presencia que a veces irrita porque es muy diferente a la conversación que teníamos con este tipo de cine más “autoral” o “diverso” hace 15 años. Pero por la sencilla razón de que hace 15 años era casi testimonial. Y hace 10 años éramos pocos. Y esa ola de la gente que ocupa estos titulares lo hace desde hace menos de una década, la mayoría aún con su primera o segunda película.
Este cine es difícil de denominar de una forma única. Porque “O Corno” o “20.000 especies de abejas” no tienen los mismos parámetros de producción que “Te estoy amando locamente” o “Disco. Ibiza. Locomía”. Como no son lo mismo los presupuestos de “As Beastas” y “Alcarrás” con “La imatge permanent” o “Las Niñas”. Pero todos coinciden en tener lo que un sector indica que es “ideología”. Pongo el concepto entre comillas porque el problema de este choque es precisamente que este sector que nos llama “señoritos” cree que solo una parte del cine tiene ideología y el otro, el de entretenimiento, no tiene.
Pues no es así.
Siento decirles que todo el cine (como el fútbol, los toros, o las fiestas regionales) tiene ideología. La ideología es una forma de entender la realidad social, unos valores y unas normas. Y hay muchas idelogias, unas más fuertes que otras, que se solapan, se rozan, o son opuestas. Lo que pasa es que en esta conversación se evita hablar del gran mal: que hay un sector enfrentado al otro por razones puramente emocionales.
En este espacio emocional, en el que no necesariamente se incluye toda la derecha (ya que la "derecha" tiene muchos colores y formas), también hay un sector cinéfilo y cineasta que se siente dejado porque el cine con una tipología de entretenimiento se ha quedado desmarcado y relegado por varias razones. Razones que responden a discutibles parámetros de ayudas públicas (los puntos del ICAA) o intereses de algunas productoras. Intereses que no siempre son económicos sino generacionales, ya que muchas nuevas productoras y productores han crecido en espacios de festivales, laboratorios, y escuelas que les han generado una afinidad artística.
En resumen, la bronca del cine español con un sector político no tiene fin ni hay explicación lógica que pueda fomentar una paz. Responde al éxito mediático que tiene un tipo de cine que no estaba hace unos años. Vaya, ya me hubiera gustado a mi en los tiempos del estreno de “10.000 Km”. Y esto, en una sociedad tan histérica como en la que estamos pesa mucho y tiene difícil solución.
Toca seguir haciendo las cosas bien, seguramente ignorar los comentarios de unos, y entender las críticas que se hacen para poder mejorar lo que se está haciendo. Porque, como en todo, siempre hay mucho que mejorar.
Sino, ¿qué puñeta haríamos?
Comments
Post a Comment